El informe señala que es probable que el hecho de que en toda Europa las generaciones más jóvenes estén mejor educadas que las mayores sea una fuerza demográfica que acelere la transición ecológica en la UE. Por este motivo propone centrar las políticas climáticas en las personas mayores, ya que sus emisiones per cápita son más elevadas a pesar de emitir menos en términos absolutos, pues se calcula que 2060, el 39% de las emisiones serán producidas por personas mayores de 65 años.
Por ello, el documento destaca la importancia de orientar las medidas políticas de eficiencia energética y las transiciones verdes para las personas mayores y con bajos ingresos, a fin de amortiguar el impacto del patrón de consumo de estas personas, atrapadas entre pautas de consumo de altas emisiones y las escasas posibilidades de cambio a su alcance.
El informe señala una mayor proporción de sus emisiones se concentra en artículos de consumo intensivo en carbono, además que es menos probable que cambien sus actitudes o comportamientos hacia pautas más respetuosas con el medio ambiente.